A mi querida Sandra
Todos los ángeles deben partir,
Dios los reclama en el paraíso.
Mientras se alejan,
nuestra alma se viste tristeza,
La casa se llena de silencio
la cama pierde su tibieza.
Todos los ángeles deben partir,
deben volver al paraíso
la Divinidad necesita de ellos.
Pero los ángeles nunca se van sin dejar huella,
en la tierra dejan grabada la dulzura en la piel de quienes amaron,
su voz danza en los pasillos de la memoria,
su recuerdo presencia viva enmaraña los cabellos en las tarde de viento.
Los ángeles juguetones nunca se van para siempre
regresan de cuando en cuando a visitarnos en los sueños,
o vuelven a nosotros cuando en la radio suena su canción preferida,
Su presencia se teje en la imagen desteñida de un álbum prestado,
o se presentan sin aviso en el olor de la comida.
Todos los ángeles deben partir ese es su destino,
el corazón de quienes los aman es su paraíso.
Avellaneda Flórez