La primera vez que leí The Fault in Our Stars, estaba preparada para una historia triste, pero pensé que podría manejarlo. Recuerdo el momento exacto en que comencé a llorar, y luego, el momento después, cuando pasé la página y me volví un completo desastre. Las lágrimas corren mucho por mi cara, pero una y otra vez, los libros han encontrado una manera de hacerme llorar por sus historias desgarradoras.