La historia del arte ha sido predominantemente contada desde una perspectiva masculina, destacando a artistas masculinos y relegando a menudo el trabajo de mujeres artistas al olvido. Sin embargo, en los últimos años, ha surgido un renovado interés por revisar y reevaluar la narrativa artística desde una perspectiva feminista. En este contexto, los libros de historia del arte con enfoque feminista desempeñan un papel crucial.