Puede ser difícil hacer que los jóvenes separen tiempo para una buena lectura a la antigua. Abundan las distracciones electrónicas, y muchos jóvenes equiparan la lectura con la monotonía del trabajo escolar. Para motivar a los jóvenes a leer, hablar sobre sus intereses y alentarlos a verlo como una actividad placentera, no una tarea.