Edith Stein (1891-1942), también conocida como Santa Teresa Benedicta de la Cruz, es una figura de gran relevancia en la historia del pensamiento filosófico y religioso del siglo XX.
Edith Stein (1891-1942), también conocida como Santa Teresa Benedicta de la Cruz, es una figura de gran relevancia en la historia del pensamiento filosófico y religioso del siglo XX.
La poesía mística, con sus imágenes vívidas y su exploración profunda de lo divino y lo trascendental, ha fascinado a las mentes curiosas y espirituales a lo largo de los siglos.
La poesía mística, impregnada de espiritualidad y búsqueda interior, ha sido una fuente de inspiración y reflexión a lo largo de los siglos. Desde los místicos sufíes hasta los poetas renacentistas, la expresión poética ha sido un medio para explorar lo trascendental y lo divino. Aquí están los cinco mejores poemas místicos que han dejado una marca indeleble en la historia literaria:
Los poemas de terror han sido una forma de literatura que ha existido durante siglos. A través de la poesía, los autores han logrado capturar los miedos más profundos y oscuros de la humanidad y plasmarlos en versos aterradores.
Teresa de Cepeda y Ahumada fundó la orden de Carmelitas descalzos. Su obra literaria fue considerada la cumbre del misticismo católico. A continuación puedes leer los mejores poemas de Santa Teresa.
Las obras pertenecen a diversos géneros, lírica, auto sacramental, teatro y prosa. La mitad de las cuales son de poesía. A continuación presento 5 poemas de Sor Juana Inés de la Cruz.
Dulce María Loynaz, fue una de las principales figuras de la lírica cubana e hispanoamericana. Reconocida con el Premio Cervantes en 1992. A continuación, puedes leer y escuchar el poema los estanques.
La poeta Nobel Gabriela Mistral llena de una profunda sensibilidad para mirar los pequeños y grandes asuntos de la vida nos regala “El imaginero”, cada verso del poema reflexionan sobre la fe y el amor al prójimo. Rompe con la mirada tradicional que la religión estableció sobre Cristo y nos lleva a encontrarnos con el rostro de la Divinidad en los más humildes.