La angustia y el dolor. el Placer y la muerte no son más que un proceso para existir.
Diario de Frida Kahlo.
Al mirar el Diario de Frida Kahlo asistimos a un recorrido minucioso, pero a su vez fragmentario de la vida de una de las artistas más representativas de México. Cada página nos devela la mujer entusiasta que mezclaba palabra y retrato para revelar sus más hondos dolores; deja ver la Frida que amaba con ardor arrebolado, con paciencia infinita, con admiración profunda a su Diego.
El diario nos muestra a una mujer que se dibujaba y se desdibujaba en el afán de capturar sus emociones más remotas, para afirmar sus convicciones políticas y recalcar el amor por su México ancestral. Frida Kahlo, un íntimo retrato hace un libro-lienzo que deja divisar rasgos de la compleja personalidad de una mujer hito de la historia no solo de México sino de la historia del arte.
Para comprender la obra y el diario de Frida Kahlo sin duda se debe volcar la mirada sobre su vida, una existencia marcada por el dolor perpetuo. Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón nace en el barrio de Coyoacán, en México el 6 de julio de 1907.
Fue la tercera hija del matrimonio de Guillermo Kahlo y Matilde Calderón y fue una de las tantas hijas del nuevo México que empezaría a formarse después de la revolución de 1910. La vida de Frida sería marcada desde temprana edad por los encuentros con el dolor y la soledad, ya que el año de 1913 sufre de un ataque de poliomielitis que le afecta la pierna derecha por lo cual sería conocida como pata-de-palo y motivo que la haría refugiarse en la soledad de su cuarto.
Inicia sus estudios en la Escuela Nacional Preparatoria en el año de 1922, pero esa existencia que en términos generales sería tranquila, pues amaba a Alejandro Gómez Arias y él a su vez la amaban, tenía un grupo llamado las capuchas con los cuales se reunía a burlarse del mundo, a compartir lecturas.
Frida, estaba viviendo el revuelo en el que marchaba el país con las reformas de todo índole: agrarias, políticas y educativas, estas últimas llevada a cabo por Vasconcelos que intentó fomentar el regreso a lo ancestral y al arte popular, la mejora en la educación efectuando un plan de fundación de escuelas rurales, formación de nuevos maestros. Además, se impulsó las escuelas de artes y oficios donde se enseñaban estas disciplinas a los jóvenes. Frida vivía un México que estaba cruzando la puerta de la modernidad. Un México donde se estaba cocinando a fuego lento un caldo de multiculturalidad con sabor acentuado de fuertes críticas sociales y económicas.
Pero de nuevo a la jovencita Kahlo la vida le tendría deparado un encuentro-lucha con la muerte del cual saldría la vencedora, pero su cuerpo sufriría heridas profundas que siempre le recordarían la cólera de la muerte por haber perdido el duelo. El cuerpo de Frida era un saldo de dolores: rotura de la columna vertebral en tres sitios, así como la clavícula, tres costillas, la pierna y el pie derecho.
Un tubo le atraviesa la cadera hasta el sexo produciéndole una triple fractura de la pelvis que le impediría tener hijos. Ese septiembre 17 de 1925, cambió la vida de la mejicana totalmente, la llevó por con una senda por la cual nunca pensó transitar: la pintura, esta se convirtió en su distracción, consuelo, opio para sus dolores, su salvavidas. Su convalecía fue un reaprender de nuevo la vida, le tocó instruirse para volver a caminar de nuevo, aprender a vivir con el sufrimiento que la laceraba, aprender a sobrevivir con la tristeza de no poder ser madre, aprender a burlarse de la vida, a sonreírle a dolor y buscar mirarle la cara.
A partir de 1929 la vida de Frida y Diego se unen en matrimonio y empieza otra nueva etapa en la existencia de Kahlo, una más entregada al arte, al compromiso político en un México que sigue buscando la igualdad social por los lados del comunismo. Vivió casada 25 años soportando sin fin de vicisitudes, tristezas, ausencias, reclusiones en la clínica. Vivió 25 años amando intensamente, creando su mundo interior.
Pero su cuerpo empieza a deteriorarse de forma apresurada a partir de 1948 asunto que la lleva a refugiarse en el licor, Frida solía decir: “Bebía porque quería ahogar mis penas, pero las malvadas aprendieron a nadar y ahora ¡me abruman! Su cuerpo-cárcel liberó su alma del cautiverio en 1954 en la casa de sus amores –La casa azul–. Frida dejó el legado de una vida atiborrada de amargura causada por el dolor; dejó el legado de una mujer que nunca dejó de luchar, que amo la vida en toda su dimensión, pues hasta en sus últimos momentos no dejo de gritar: “Que viva al alegría, la vida…”
El diario de frida Kahlo en un caballete teórico
Sobre la construcción del diario
Sara Lowe en el ensayo de introducción al diario de Frida con respecto al libro dice lo siguiente: “El manuscrito revela de forma dramática y explícita los detalles del proceso –– el de la angustia y el dolor, el placer y la muerte––, convirtiéndose en un testimonio de la actitud vigilante del artista, reflejada en palabras como en imágenes, en su inexorable tránsito hacia la muerte”, por tanto, el diario intenta recoge la vida de una mujer apasionada y acosada por el dolor.
El texto de Frida Kahlo es una edición facsímil, escrito/pintado en sus últimos diez años de vida (1944-1954), unos de los lapsos de tiempos más difíciles a causa de deterioró de su salud y más prolíficos artísticamente. La construcción textual de la obra se basa en la no linealidad, una desorganización del material, una construcción en forma de collage donde se basa en la escritura automática, trozos de canciones, frases populares, cartas, recetas para crear colores muchos asuntos con unas reiteraciones inevitables.
El diario contiene más de 64 imágenes donde se abarcan múltiples temáticas: la infertilidad, su infancia, el acercamiento a la cultura indígena, su inclinación política, su deterioro físico.
Muchas de las imágenes del diario tienen el objetivo exclusivo de evidenciar la salud carente y el deterioro físico que paulatinamente va apoderándose de ella. Por otro lado, otra temática que domina fuertemente al diario son las numerosas las páginas que escribe sobre su vida amorosa con Diego, lo que éste representa para su existencia, tanto así, que Kahlo llega a confirmar que Rivera es su todo.
Leonor Arfuch contemplando a frida Khalo
En el texto de Leonor Arfuch cuando aborda “El mito del yo” aclara que la literatura es un laboratorio de identidad, pues en ella se pueden diluir parámetros y limites; pero a diferencia de otros textos la biografía no puede saltar algunos parámetros, y por tanto se inclina más a lo factual, de ahí que se retome lo dicho por Lejeune: la idea de que cada individuo conlleva “una diferencia irrepetible” ha sido creada y alimentada sin cesar en el espacio biográfico y donde siempre se reconoce el rol protagonista haciendo referencia al uso de la “primera persona” , por lo general a esto es lo que se llama mito del yo.
En el diario de Frida Khalo vemos como ella en las múltiples cartas que a parecen en el libro nos hace evidente dicha presencia del yo: “Diego, verdad es, muy grande, que yo ni quisiera, ni hablar , ni dormir, ni oír, ni querer. Sentirme encerrada, sin miedo a la sangre, sin tiempo, ni magia… Pintarte quisiera, pero no hay colores”, “Desde que en escribiste, en aquel día tan claro y lejano, he querido explicarte, que no he podido irme de los días, ni regresar a tiempo… hoy, quisiera que mi sol te tocara”.
Por otra parte, Arfuch nos muestra la idea de que pese a que en algunos momentos el espacio biográfico puede optar tonos narcisistas este siempre involucrará necesariamente la relación del sujeto con su contexto inmediato, pues ningún autorretrato podrá desprenderse del marco de una época. Podemos ver entonces como el diario de Frida es un recalcar su familia, su linaje, su cultura, su nación y lo que a esta atañe. Por tanto nos recalca en sus líneas gráficas el México cultural y político: “Recuerdo yo tenía 4 años cuando la decena trágica.
Yo presencié con mis ojos la lucha campesina entre Zapata y carrancistas”; o podemos ver su compromiso político en reiteradas pinturas donde muestra su filiación al partido comunista, pues creía en la igualdad de las clases y por el cual luchó hasta que sus fuerzas le dieron, en su diario lo manifiesta reiteradas veces:
“La emoción clara y precisa que yo guardo de la revolución mexicana fue la base para que yo ingresara a la juventud comunista”. A su vez, podemos observar como mostraba una gran inclinación por retratar todo lo que tenía que ver con la cultura popular mejicana y el rescate de todas las figuras ancestrales.
Unas pinceladas de la mirada de Foucault en el diario de Frida Kahlo
Resulta interesante hacer una revisión del trabajo sobre las tecnología del Yo realizado por Foucault que dice que la tecnologías del yo, permiten a los individuos efectuar, por cuenta propia o con la ayuda de otros, cierto número de operaciones sobre su cuerpo y su alma, pensamientos, conducta, o cualquier forma de ser, obteniendo así una transformación de sí mismos con el fin de alcanzar cierto estado de felicidad, pureza…
Y esta idea, nos la amplia Foucault remitiéndonos a la noción Antigua “del cuidado de si” que es la preocupación por todo lo que compete al cuerpo y a su vez alma, ya que en la medida que te preocupas de sí mismo logras a llegar a conocerte totalmente. Este cuidado o preocupación de si puede lograrse por diversas formas, pero entre ellas está la escritura dado que mediante esta se desnuda el alma al hacer una transcripción de la conciencia. A medida que se avanza esta transcripción, esta va tomando un matiz de fármaco, de medicamento que aliviana el ser ya que al inventaría y llevar registro de los hechos evidenciando todos los cuidados de sí.
De ahí que el diario de Kahlo muestre un interés por sí misma, todas las páginas son un desfile de su inquietud por ahondar en encontrar la esencia de su todo: sus cartas amorosas donde muestra su total ligación por su esposo que es su universo: “Diego=principio/ Diego-constructor/ Diego-novio/ Diego-pintor/ Diego-mi amate/ Diego-mi esposo/ Diego-mi amigo/ Diego- mi madre/ Diego-mi hijo/ Diego= YO= diego –universo.
La relación con su cuerpo, pues al fraccionarlo lo que busca es lograr ubicar los lugares punzados por el dolor, nos deja ver a lo largo de la obra como Kahlo nos evidencia que en su reconocerse a sí misma la lleve a que plasme su desintegración, pero a su vez atreves del acto de pintar es que Frida reúne a su cuerpo para construir otra forma de comunicar, de crear. Buscando un enfrentamiento consigo misma, una identificación, Frida ofrece en su obra la imagen de su cuerpo. Un cuerpo lacerado pero un cuerpo que quiere vivir, aunque el dolor le gane la batalla.
Al mirar el diario podemos observar como ese cuidado de sí misma Frida lo asume con agudeza pintando y escribiendo su declive pero a su vez mostrando su tesón. En su diario escribe: Agosto 1953 Seguridad de que me van a cortar el pierna derecha. Detalles sé pocos pero las opciones son muy serias… Estoy preocupada, mucho, pero a la vez siento liberación. Acerca del tema dibuja días después: unos pies de los cuales de la parte superior salen venas con una frase contundente “pies para que los quiero si tengo alas para volar. 1953”.
Sucede también con la escritura en su contenido, ya que logra un objetivo capital plenamente, la desmembración del lenguaje, la frase aparece diseccionada.
Esto tiene un interés certero pues tiene repercusiones interesantes ya que aflora la relación intrínseca entre autor y obra. De ahí que Raquel Tibol diga que es una temática polisémica del Diario esa disección de la palabra dado a que como es sabido, Frida pasó por el quirófano en varias oportunidades, y en una de ellas le fue amputado uno de sus miembros inferiores. Por otro lado podemos ver otro aspecto que muestra el deterioro de la pintora es que al inicio son trazos firmes y claros para mostrar al final del texto unas grafías incomprensibles.
Para concluir, no queda más que decir que la vida de Frida representada en su obra fue un claro retrato de todo su dolor y toda la pasión que esta mexicana encerraba en su interior. Cabe recordar las palabras que siempre Frida recalca frente a los señalamientos que su obra era surrealista: “pensaron que yo era surrealista, pero no lo fui. Nunca pinté mis sueños, sólo pinté mi propia realidad”. Realidad que aunque tormentosa también le proporción dichas.